14 sept 2010

Jerarquia De Los Angeles

Jerarquía
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De acuerdo a los teólogos cristianos de la Edad Media, los ángeles están organizados en varias órdenes o Coros Angelicales.




Primera jerarquía

Se cree que estos ángeles sirven como consejeros divinos.

Serafines

El Serafín es la orden de mayor jerarquía angelical, sirviendo como encargados del trono de Dios y cantándole continuamente sus alabanzas. Se dice que rodean el trono de Dios, regulando el movimiento de los cielos según emana de Dios. Se los representa con tres pares de alas con ojos, con ellas se cubren el rostro y el cuerpo para protegerse del intenso Resplandor que emite Dios. Los Serafines son mencionados en Isaías 6:1-7

Querubines

Los Querubines son los guardianes de la luz y las estrellas. Se cree que, aunque no están en el plano de la realidad humana, su luz divina se filtra del cielo y toca las vidas de los hombres. Se los representa con dos pares de alas.
Se piensa que los Querubines son una orden dentro de los ángeles, aunque otros los clasifican como seres a un nivel mayor que el de los ángeles. Su rango entre los ángeles siempre ha sido categorizado en la primera jerarquía.
Muchos cristianos creen que el Demonio es un ángel caído que estaba entre los Querubines antes de caer del Cielo. Dentro de estas creencias se dice que su título era el "angel de la luz" previo a pecar en contra de Dios.
Los Querubines son mencionados en Genesis 3:24; Ezequiel 10:17-20; y 1 Reyes 6:23-28.




Tronos

Estas entidades están relacionados con las acciones de los hombres. Son entes que antiguamente eran llamados Espíritus de las Estrellas. Llevan un registro de las acciones en todos los tiempos o karmas. Son también los constructores del orden universal. Se les representa como seres inmensos de alas circulares iluminadas con los colores del arco iris. Son los portadores del don de la perseverancia. Su deber es cargar el trono de Dios por el paraíso.







Segunda jerarquía

Estos ángeles son considerados gobernadores del cielo.

Dominaciones

Tienen la tarea de regular los deberes de ángeles inferiores. Reciben órdenes de los Serafines, los Querubines, o hasta del mismísimo Dios. Son responsables de asegurarse de que el universo se mantenga en orden. Solamente en ocasiones extremas los dominaciones se han manifestado físicamente ante los mortales, ya que normalmente se preocupan más con los detalles de la existencia.

Virtudes

Son iguales a los Principados, pero su deber es supervisar a distintos grupos de personas. Tienen la forma de rayos de luz que inspiran a la humanidad de distintas maneras.

Potestades

Son seres angelicales encargados de salvaguardar la conciencia y la historia. Los ángeles de la muerte y nacimiento se encuentran en esta categoría. Su deber, además, es supervisar la distribución de poderes entre los humanos.





Tercera jerarquía

Son ángeles que trabajan como mensajeros divinos.

En la iconografía cristiana, los ángeles del tercer coro constituyen el grado más inferior, pues son los que están más cerca de los hombres y del mundo. Son los que se manifiestan en forma de ángeles de la guarda o consejeros. Se representan también como simples soldados, vistiendo ligeras túnicas y pueden llevar velas o palmas de triunfo.

Principados

Los Principados son los guardianes de las naciones y los países. Supervisan aquellos eventos que afecten a las naciones, incluyendo política, temas militares y comercio.

Arcángeles

Los Arcángeles atienden las áreas de los esfuerzos humanos y son los líderes administrativos de los seres celestiales. Un arcángel recibe, usualmente, una tarea de importancia para la humanidad. En la Biblia se menciona solo un arcángel: Miguel, puesto que a Gabriel se le llama ángel y a Rafael se le desprende de un libro apócrifo. Un hecho curioso es que la palabra arcángel jamás se usa en la Biblia en plural, lo que nos lleva a pensar que sólo existe uno. En 1Tesalonicenses 4:16 se habla acerca de Jesús, del cual se dice que tiene voz de arcángel, además, en varios textos se hace referencia a Jesús y a Miguel como seres que realizan acciones muy parecidas (Apocalipsis 12:7-12;Apocalipsis 19:11-16), lo que nos lleva a pensar que Miguel es el nombre celestial y prehumano de Jesús.

Algunos cristianos creen que Satanás era un arcángel (y no un querubín) antes de caer del cielo..............

Los arcángeles constituyen uno de los nueve coros de coros de ángeles.



Dios ha encomendado a los arcángeles las misiones mas importantes en relación a los hombres. Son guardianes de personas a quién Dios ha confiado grandes misiones, como del Santo Padre, cardenales, obispos.




Según las Sagradas Escrituras hay siete arcángeles:



"Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que tiene entrada a la gloria del Señor" (Tb 12:15)

"Reciban gracia y paz de Aquel que Es, que era y que viene de parte de los Siete Espíritus que están delante de Su Trono" (Ap 1:4),

Las Sagradas Escritura mencionan el nombre de solo tres: Miguel (Ap 12:7-9), Gabriel (Lc 1:11-20; 26-38) Rafael (Tobit 12:6, 15). Los nombres de los otros cuatro arcángeles (San Uriel, San Barachiel ó Baraquiel, San Jehudiel, Saeltiel) no aparecen en la la Biblia. Se encuentran en libros apócrifos de Enoc, el cuarto libro de Esdras y en la literatura rabínica. La Iglesia reconoce los nombres que se encuentran en las Sagradas Escrituras. Los demás nombres pueden tenerse como referencia pero, no son doctrina por la Iglesia ya que provienen de libros que no son parte del canon de la Sagrada Escritura.

Debemos tener cuidado con otros nombres dados a los ángeles, algunos de los cuales son de origen ocultista o de la Nueva Era.

Se recomienda rezar a los Siete Santos Arcángeles

A los arcángeles se les llama los siete magníficos.

Miguel: (Ap 12:7-9) "quien como Dios". Venció y expulsó a Satanás del cielo.

Gabriel: (Lc 1:11-20; 26-38) "el que gobierna o mensajero de Dios".

Rafael: (Tobit 12:6, 15) "el que cura o sana". El arcángel cercano a los hombres para aliviarlos en su dolor y sufrimiento.

Los siguientes no aparecen en la Biblia sino en otras escrituras antiguas de los judíos.

San Uriel Su nombre significa: "Fuego de Dios"

Se le representa con una espada en el jardín del Edén. Se lo considera al Arcángel puesto por el Padre Eterno a las puertas del Paraíso con su Espada de Fuego, Aquel que expulso a Adán y Eva.

Combate el espíritu de la ira, del odio y de la impaciencia, poniendo en el corazón las virtudes de la dulzura, benignidad, paciencia y mansedumbre. Con la dulzura y la paciencia vencemos y atamos al espíritu malvado. "Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso a vuestras almas" (Mateo 11,29).

San Uriel nos rodea con su corona ardiente de amor, de paciencia y de bondad. El cuida todos los lugares de las apariciones Marianas, enriqueciéndolos de gracias. Jesús afirmó en unas de sus revelaciones: "Cuando los ejércitos rojos avancen, ellos atravesarán tan solo al precio de la muerte y con la pérdida de sus vidas, el cinturón de fuego colocado delante de los lugares de las apariciones de mi Madre".

Pedimos a San Uriel, nos libre de caer en la pasión del odio, la ira y la impaciencia, y también nos proteja de personas malvadas, iracundas, nerviosas; y derrame en nuestro corazón y en el alma de los que nos rodean, el Amor, dulce, suave y sereno. (En la iconografía se representa a San Uriel mostrando su pecho y su corazón ardiente de Caridad).

Oración: "San Uriel rodéanos con el Cinturón de Fuego, ven en nuestra ayuda con tu Ejército Celestial. Y enséñanos a vivir y hacer como ha hecho Jesús, aquí en la tierra. Amén".



San Barachiel ó Baraquiel Su nombre significa: "Bendición de Dios"

Pedimos a San Barachiel, nos proteja de caer en la pereza, la indiferencia a las Cosas Santas, en la mortal tibieza; y liberen a las almas por las que rezamos, o nos rodean, del pecado capital de pereza y la mortal caída en la tibieza e indiferencia.



San Jehudiel Su Nombre significa: "Alabanza de Dios":

Pedimos a San Jehudiel, nos impida caer en envidias y celos, que exterminan toda serena paz del alma, y nos proteja de individuos obsesivos por los celos y con la pertinaz maldad de la envidia; y derrame en nuestras almas y en las de las personas que nos rodean, la fidelidad a la Ley de Dios y de la Iglesia, y la Obediencia a las Divinas Disposiciones.

Oración: "Santo Arcángel Jehudiel, fuerte ángel y gran opositor de los espíritus malignos, ven en nuestra ayuda con todo tu ejército angelical. Asístenos en la lucha contra los tremendos ataques del Infierno, que amenazan destruir a la Iglesia. Quita de nuestros corazones toda envidia y haz que el Decreto Divino llegue a ser para nosotros alabanza eterna y viviente en Dios. Amén".



San Saeltiel Su Nombre significa: "Plegaria a Dios":

Se lo representa con las manos juntas en oración profunda o con el incienso de adoración, representando así su unión gozosa con Dios;

Combate el espíritu de la intemperancia, la gula y del exceso en la bebida. La intemperancia lleva a toda clase de pecados y de delitos. Pedimos a San Saeltiel nos refrene a nosotros y ponga los límites a las personas de nuestra casa o conocidos o aquellos que deseamos convertir y socorrer con la caridad cristiana: de los vicios, de la embriaguez y el pecado capital de la gula, trocándolo en verdadero Gozo espiritual de vivir en Dios (en clima de Oración, el Estado de Gracia, en Unión con Dios).

Oración: "Santo Arcángel Sealtiel, ayúdanos con tus ángeles, enseñanos a rezar, como el Señor ha rezado y nos ha enseñado a rezar! Amén".

En la grandeza de las tareas confiadas a los siete arcángeles, nosotros podemos reconocer el poder que Dios les ha dado y la importancia de invocar su ayuda. Aquel que los honra, honra también a su Reina, a María Santísima, y obtienen una eficaz ayuda en la lucha contra los siete pecados capitales. Recemos a menudo siete Pater, Ave y Gloria en honor de los Santos Arcángeles. con la invocación:

"Vosotros Santos Ángeles, venid con Vuestros Ejércitos, mostrad a nosotros y a todos los hombres vuestra ayuda y vuestra fuerza, para que nuestro corazón se encienda en el Amor de Dios y de María, vuestra Reina, Amén".



Ángeles

Los Ángeles son la orden más inferior en la jerarquía angelical, y los más conocidos por los hombres. Son los que más están relacionados a los asuntos humanos. Dentro de la categoría de ángeles, hay muchos tipos de funciones. Son los ángeles de esta jerarquía los que son enviados como mensajeros ante los hombres.




Angelología

La angelología es la materia que estudia la doctrina de los ángeles, su origen y ministerio, así como el origen, caída y trabajo de Satanás y sus demonios.







Definiciones y origen


El término "ángel" deriva de una traducción griega del original hebreo "mal'akh", que significaba antiguamente "la cara oculta de Dios". En griego, el término "ággelos" se traduce por "mensajero" o "enviado". El latín "angelus" quiere decir algo parecido a "vehículo de información".
De la misma forma que un directivo necesita una secretaria, un "chef" de cocina un pinche, o un presidente unos ministros, el Gran Arquitecto del Universo, el Ser Supremo, Energía Primigenia (Ain Soph) o como cada uno prefiera llamarle, también precisó de una ayuda cuando decidió crear el mundo. Y esta tarea fue encomendada a las legiones angélicas. En términos coloquiales, se les
puede considerar como unos "operarios" divinos, encargados de transmitir a la Tierra los designios del cielo, porque la divinidad no puede llegar a establecer contacto con sus infinitas creaciones si no es a través de los ángeles.

Por lo que acabamos de exponer, situar y concretar el momento de la aparición del primer ángel resulta tan difícil como precisar qué fue lo que ocurrió en el momento de la Creación. Pero, tomando como base la obra de Max Heindel, podemos ofrecer al menos un marco de referencia. Según este autor, el esquema evolutivo en el que estamos inmersos se ha de desarrollar a lo largo de un "Gran Período de Manifestación", el cual consta de siete Días (ver Cuadro siguiente). Cada Día estaría dividido en siete partes o revoluciones. Actualmente, según coinciden
muchos esoteristas, nos encontraríamos en el cuarto Día -al inicio del cual apareció la materia tal y como la conocemosy en la cuarta Revolución. Aunque, en realidad el acceso a esta cuarta etapa no es uniforme ni se ha completado. Éste era el plan previsto, pero hace 25.000 años la generación de los Atlantes no dio el salto evolutivo previsto, la humanidad no alcanzó entonces el nivel necesario
para pasar a la cuarta revolución, según afirma el grupo de contactados .

En su libro "Los Manuscritos de Geenom" dicen que la mayor parte de los seres humanos actuales pertenecerían al esquema 4.3 (cuarto Día, tercera Revolución). El acceso a la dimensión 4.4 depende del nivel de conciencia del ser humano. Pertenecen a ella todos los hombres que han alcanzado un desarrollo intelectual armónico, es decir un equilibrio entre las funciones de sus dos hemisferios cerebrales.

Existen infinidad de categorías angélicas. Algunas, las que prestaron su ayuda para la creación de nuestro sistema solar, provienen de anteriores "Períodos de Manifestación" y es muy difícil indagar acerca de su origen. Otras, según Max Heindel, alcanzaron el nivel angélico en anteriores Días. Hay pues entre las infinitas miriadas de ángeles niveles muy distintos de evolución.

Pero en todo caso, lo que ha de quedar claro es que un ángel es un ser que, tras haber alcanzado cierto grado evolutivo, ha perdido su corporeidad física y mora en el mundo de las energías sutiles. Nada en el universo surge por generación espontánea, sino que cada estado es el resultado de una lenta evolución.

Los ángeles no tienen forma, son energía pura, pero algunos investigadores ocultos dicen que pueden tomar una apariencia casi humana cuando lo creen necesario para entrar en contacto con los hombres. Las alas con las que se les suele representar en imágenes y pinturas son en realidad su aura. Ellos no necesitan alas para volar ya que son puro espíritu. Carecen de edad, porque se
mueven fuera de nuestra dimensión espacio-temporal y a una velocidad superior a la de la luz.


Los ángeles no mueren como nosotros, pero tienen períodos de descanso tras los cuales asumen un nuevo vehículo etérico. Se alimentan con radiaciones de energía, ya que se mueven en una esfera totalmente inmaterial.
Dorothy Mac Lean hace una reflexión interesante sobre los ángeles, dice que a pesar de que su forma de vida es impecable comparada con la nuestra, en algunos aspectos el desarrollo humano es potencialmente superior al de los ángeles: experimentando los contrastes y las polaridades, comprendemos mejor el amor, el equilibrio entre pares de opuestos puede llevarnos a una sabiduría
inalcanzable para ellos; nuestra libertad de elección puede conducir a un poder creativo más completo que el de los ángeles.




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Cómo se manifiestan los Ángeles

Aunque los Ángeles siempre están a nuestro lado y siempre nos dan su luz, ésto no siempre se hace evidente ante nuestros ojos.
Si nosotros queremos que ellos participen en nuestra vida de manera activa, y sobre todo de manera que nosotros lo notemos, debemos hacerles una invitación abierta, es decir, en voz alta o mental hablarles y decirles que deseamos que se manifiesten ante nosotros de manera perceptible. Ellos no lo harán si nosotros no dejamos en claro nuestro deseo, ya que ellos respetan nuestro libre albedrío y si una persona no lo desea, ellos no irrumpirán en nuestra vida sin permiso. Una vez que hemos hecho este llamado, el contacto se hará visible ante nosotros, y bastará nuestra fe para empezar a vivir dentro del milagro.


Los Ángeles pueden manifestarse de muchas maneras, puede ser por medio de sueños, dentro de nuestras meditaciones, en medio de una oración, por medio de coincidencias, por oportunidades no buscadas, por ayudas repentinas, etc.
Cuando les pedimos a nuestros Ángeles que se manifiesten ante nosotros, debemos estar atentos a todo cuanto sucede a nuestro alrededor, porque cada suceso puede llevar impresa la luz-guía de nuestro Ángel. Muchas veces esperamos sucesos enormes, llamativos, estruendosos, pero no es así, un Ángel se comunica con nosotros de una manera sutil, nos susurra al oído, el amor siempre está presente y siempre será de manera suave, tierna y sutil.
Su ayuda siempre será acorde con nuestro desarrollo personal, no esperes sacarte la lotería y saltar a la fama de la noche a la mañana. Dentro de nuestro desarrollo también está nuestra vocación, nuestro trabajo, creatividad y capacidad de resolución de problemas.

Si nuestros Ángeles saben que el dinero impedirá que se desarrollen estas partes de nosotros… no nos lo harán llegar. Los Ángeles no están conectados con los juegos de azar o los premios sorpresivos, te puede llegar mucho dinero, si, siempre y cuando vaya de la mano con tu realización personal, es decir, por lo general será tu trabajo quien te abra el canal de prosperidad, y esto no será un golpe de suerte, serán frutos eternos.
Abre tu corazón a los Ángeles, para tener siempre la capacidad de escucharlos y percibir en cada instante donde han dejado su huella, su luz y su guía.



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Arcángeles


Los 4 más conocidos son; Rafael, Uriel, Gabriel y Miguel. El nombre de los otros 3 es un misterio. Los arcángeles dirigen el ejercito celestial en contra de Satanás y sus ángeles caídos.

Gabriel

Es uno de los 7 arcángeles. Su nombre significa "Dios es mi Fuerza". Ha sido conocido por traerle mensajes y noticias a la humanidad. En la religión del Islam a Gabriel se le conoce como Jibril.
Se le representa con el lirio o con una trompeta, con la que anunciará la segunda venida.



Rafael
Su nombre quiere decir "Brillo de Sanación". Tiene la capacidad de sanar cualquier enfermedad a los humanos. Se dice que le dio a Noé un libro médico que contenía la cura para todas las enfermedades.
Se le representa con una serpiente, que es el símbolo de la sanación, una flecha, una vasija de bálsamo, el color naranja y el azul claro.



Uriel
Su nombre significa "Fuego de Dios". Junto a Miguel, posee las llaves del Infierno y los Abismos, y no abrirá estas puertas hasta el Día del Juicio Final. Se le representa con el Fuego.



¿Quién es San Miguel Arcángel?



San Miguel es uno de los siete arcángeles y aparece en la Biblia, al igual que Gabriel y Rafael. La Santa Iglesia da a San Miguel el más alto lugar entre los arcángeles y le llama "Príncipe de la Milicia Celestial".

Miguel quiere decir: ¿Quién como Dios?. Es decir: ¿quién es tan grande, tan amable y justo como Dios?. Conociendo el significado de su nombre tal vez nos preguntemos: ¿quién es San Miguel?, ¿de qué o de quién nos protege?, ¿cuál es su misión?

Ya desde el Antiguo Testamento aparece como el gran defensor del pueblo de Dios y su poderosa defensa continúa en el Nuevo Testamento. Es representado como el ángel guerrero, el conquistador de Lucifer, poniendo su pie sobre el enemigo infernal, amenazándole con su espada o traspasándolo con su lanza. Suele representárselo con una balanza, pues es defensor de la justicia y su fiesta es la más antigua de las instituidas en honor de los ángeles, la única que se celebraba en los primeros tiempos.

La cristiandad, desde la Iglesia primitiva, lo venera como quien derrotó a Satanás y sus seguidores y los echó del cielo. Es reconocido como guardián de los ejércitos cristianos contra los enemigos de la Iglesia y como protector de los cristianos contra los poderes diabólicos. Es conocido como el ángel de la plegaria y de la adoración y, finalmente, presentador de las almas de los difuntos a la luz del Paraíso, “la luz santa prometida a Abraham y a su descendencia”. En la liturgia, la Iglesia nos enseña que este arcángel está puesto a custodiar el paraíso y llevar a él a aquéllos que podrán ser recibidos allí. A la hora de la muerte, se libra una gran batalla, ya que el demonio tiene muy poco tiempo para hacernos caer en tentación, o desesperación, o en falta de reconciliación con Dios. En este momento, San Miguel, está al lado del moribundo defendiéndolo.

San Miguel es nuestro protector y para cumplir la misión de protector es necesaria, además de del poder, otra cualidad: la bondad. Su bondad, es tan grande como su poder. Bajo sus órdenes, todos los ángeles trabajan por la protección de los hombres. Ahora cabría preguntarnos: ¿nosotros nos empeñamos tanto como ellos en nuestra propia salvación?

Por otro lado, San Miguel es nuestro modelo. Modelo de recogimiento y de unión con Dios. Es modelo de inocencia y de pureza, no tiene sino pensamientos y deseos santos, modelo de humildad, confiesa que Dios lo es todo y que toda persona debe quitar de sí el orgullo, la ambición y la vanidad. Es también modelo de celo. Sólo aspira a hacer amar a Dios y a Jesucristo, su hijo. San Miguel es modelo de dulzura

El procede en todas sus acciones con perfecta calma y nos muestra claramente que la modestia, la dulzura y la paciencia son las mejores armas contra nuestros enemigos

En San Miguel encontramos el modelo de todas las virtudes.

Se nos enseña en la tradición que San Miguel preside el culto de adoración que se rinde al Altísimo y ofrece a Dios las oraciones de los fieles simbolizadas por el incienso que se eleva ante el altar. La liturgia nos presenta a San Miguel como el que lleva el incienso y está de pie ante el altar como nuestro intercesor y elportador de las oraciones de la Iglesia ante el Trono de Dios. También hay que notar las apariciones marianas que han incluido manifestaciones de San Miguel, su relación con la Eucaristía, y a la adoración debida a Jesús Eucarístico y a la Santísima Trinidad.

San Miguel en las Sagradas Escrituras

En el Antiguo Testamento:

En el libro de Daniel, Dios envía a San Miguel para asegurarle a Daniel su protección (Dn. 10,13 - 12,1) y guiar al pueblo de Israel por el desierto.

En el libro del Exodo (23,20), el Señor dijo a los Israelitas: «Yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado. Respétalo y escucha su voz...».

En Judas 9, se observa a San Miguel altercando con el diablo y disputándose el cuerpo de Moisés, que había muerto. En obediencia al mandato de Dios, San Miguel escondió la tumba de Moisés, ya que la gente y también Satanás querían exponerla para llevar a los Israelitas al pecado de idolatría.

También se hace alusión a San Miguel en: 2 Mac. 11,6 y 15,22.

En la actualidad, los judíos invocan al Arcángel Miguel como el principal defensor de la sinagoga y como protector contra sus enemigos. En la fiesta de la expiación concluyen sus oraciones diciendo: «Miguel, príncipe de misericordia, ora por Israel».

En el Nuevo Testamento:

Aquí también el papel de San Miguel es muy importante pues continúa su poderosa defensa. Con sus ángeles, libra la batalla victoriosa contra Satanás y los ángeles rebeldes, los cuales son arrojados del cielo. Es por eso venerado como guardián de la Iglesia. «Entonces se libró una batalla en el cielo: Miguel y sus Angeles combatieron con el Dragón y éste contraatacó con sus ángeles, pero fueron vencidos y expulsados del cielo...» Apoc. 12,7-9.

El honor y la veneración a San Miguel, ha sido parte esencial de la vida de la Iglesia desde sus inicios. Se le han atribuido innumerables beneficios espirituales y temporales. El emperador Constantino atribuyó a este arcángel las victorias sobre sus enemigos y por ello le construyó cerca de Constantinopla una magnífica iglesia en su honor que se convirtió en lugar de peregrinación, donde muchos enfermos recibieron sanación por la intercesión de San Miguel.

9 sept 2010

Angeles y Demonios

ANGELES Y DEMONIOS


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Para algunos, simples personajes mitológicos, para otros, mensajeros del Creador en la Tierra y guardianes del bienestar de los humanos. Aunque se ha escrito mucho sobre ellos, en realidad sabemos muy poco sobre su extraña y singular naturaleza, así como sobre sus enemigos: los demonios, las huestes del mal y los habitantes de las sombras. Tanto es así que podemos llegar a confundir a los primeros con los segundos.

La batalla de la luz y las sombras:





Historia sobre los ángeles caídos o demonios.


Antes de admitir a los Angeles a la visión plena de Su Gloria (Visión Beatífica), Dios los sometió a una prueba, al igual que el hombre tuvo su prueba.

La naturaleza de la prueba no se conoce con certeza, pero muchos teólogos sostienen que el Padre Eterno reveló a los Angeles la futura Encarnación de Su Divino Hijo, y les hizo saber que al Dios-hecho-Hombre deberían rendir adoración.

Luzbel, uno de los más gloriosos, elevados y bellos Angeles de la Corte Celestial, deslumbrado y ofuscado por el orgullo, habiéndose atribuido a sí mismo los maravillosos dones con que el Creador lo había dotado, se rebeló contra Dios, no aceptó el supremo dominio del Señor y se constituyó así en el "adversario" de su Creador levantando su gran grito de rebelión y de batalla: "No serviré" (Jer. 2, 20). "Seré igual al Altísimo" (Is. 14, 14). Muchos Angeles le siguieron en su orgullo. Se dice que hasta un tercio de ellos (ver Ap. 12, 4) . Pero en ese momento otro gran Arcángel, igual en belleza y gracia que el arrogante Lucifer, se postró ante el Trono de Dios y, en un acto de adoración profunda, opuso al grito de batalla de Lucifer uno de amor y lealtad: "¿Quién como Dios?" ("Miguel"
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Y es así como San Miguel Arcángel obtuvo su nombre con su grito de fidelidad, y es así como Luzbel se constituyó él mismo en Lucifer, "Satanás" ("adversario"
http://o2.t26.net/images/space.gif, el Enemigo, el Diablo. A éste se han aplicado las palabras del Profeta Isaías: "¿Cómo caíste desde el Cielo, estrella brillante, hijo de la Aurora? ¿Cómo tú, el vencedor de las naciones, has sido derribado por tierra? En tu corazón decías: 'Subiré hasta el Cielo, y levantaré mi trono encima de las estrellas de Dios ... subiré a la cumbre de las nubes, seré igual al Altísimo' Mas ¡ay! has caído en las honduras del abismo." (Is.14, 12-15). (Según los exégetas estas palabras son una parábola alusiva directamente al Rey de Babilonia e indirectamente a Satanás, cuyo espíritu y acciones se reflejaban en la conducta del Rey)

La conclusión de esta batalla entre los Angeles Buenos y los ángeles malos se encuentra en el Apocalipsis (12, 7-10): "En ese momento empezó una batalla en el Cielo: Miguel y sus Angeles combatieron contra el Monstruo. El Monstruo se defendía apoyado por sus ángeles, pero no pudieron resistir, y ya no hubo lugar para ellos en el Cielo. Echaron, pues, al enorme Monstruo, a la Serpiente antigua, al Diablo o Satanás, como lo llaman, al seductor del mundo entero, lo echaron a la tierra y a sus ángeles con él".

Dice San Pedro: "Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los encerró en cavernas tenebrosas, arrojándolos al Infierno" (2a. Pe. 2, 4). "No hay arrepentimiento para ellos después de la caída, como no hay arrepentimiento para los seres humanos después de la muerte" (San Juan Damasceno). Y el Catecismo nos dice que no fue por un defecto de la Misericordia Divina que el pecado de los ángeles caídos no fuera perdonado, sino debido al carácter irrevocable de su elección.




En el principio, cuando nada estaba creado, surgió la luz y se diferenció de la oscuridad dando nacimiento a dos mundos de características opuestas e irreconciliables. La luz se convirtió en la manifestación del bien y dio lugar a los ángeles. La oscuridad supuso la emanación del mal y en ella prosperaron los demonios. Luz y oscuridad, ángeles y demonios se enfrentan desde el origen de los tiempos en una lucha sin cuartel que todavía continúa. Según narra la Biblia en el Génesis, el primer día de la creación Dios dijo: “¡Hágase la luz!”.

Y la luz se hizo. Como Dios vio que la luz era buena, estableció una división entre la luz y la oscuridad y llamó a la primera “día” y a la segunda “noche”. Contado así, se reconocen unos matices que caracterizarán ya para siempre ambos mundos. Por ejemplo, se dice que la luz era buena y por eso Dios la separó de la oscuridad. Aunque no esté explícitamente formulado, se deduce que la oscuridad es mala. Así quedan establecidos, desde el origen de la creación, los dos campos opuestos que, poco a poco, se irán cargando con sus exclusivos significados. La luz será símbolo de nacimiento y vida, de calor y conocimiento, de elevación espiritual, de seres relacionados con la Divinidad y con las alturas celestiales. Por el contrario, la oscuridad representará la degeneración y la muerte, el frío y la destrucción, las bajas pasiones, la oposición sediciosa a la Divinidad y los abismos infernales del inframundo. Surgirán los ángeles (MÁS ALLÁ, 64, 81, 148, 157, 178 y 188), seres benéficos hechos de espíritu y fulgor, que se dispersarán por los cielos y la Tierra para cumplir las órdenes de Dios formando el ejército de “los buenos”, al que se sumarán otras entidades solares y luminosas procedentes de diferentes épocas y culturas, como las hadas y los elfos. También aparecerán los demonios, espíritus maléficos que viven en las tinieblas del abismo y que se ocupan de entorpecer las obras de Dios. Constituyen el ejército de “los malos”, y también se unirán a él otros seres malévolos, como las brujas y los genios de la oscuridad. Así se establecieron los dos bandos enfrentados en una lucha que se inició en tiempos inmemoriales y cuyo fin no se vislumbra. En tiempos modernos, numerosas novelas han utilizado la ficción para plantear esta eterna disputa entre la luz y la oscuridad, como la trilogía El señor de los anillos, de Tolkien. Para quienes, con independencia de sus ideas religiosas, creen en la existencia del bien y el mal como dos grandes fuerzas opuestas, el resultado de esta lucha es fundamental, ya que lo que está en juego es el sentido del mundo y el destino del ser humano. Y, según afirman todas las tradiciones, al común de los mortales nos interesa que ganen “los buenos”.


LA CREACIÓN DE LOS ÁNGELES

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Pero... ¿qué es un ángel? Dado que son nuestros aliados y constituyen los guerreros más poderosos de los ejércitos de la luz, resulta fundamental conocerlos. Los textos antiguos presentan a los ángeles como seres mediadores entre Dios y los hombres. Son entidades puramente espirituales y carentes de materia, poseedoras de cuerpos etéreos que, eso sí, pueden adoptar la apariencia que mejor se les acomode. Para las tres religiones llamadas “del Libro” (la judía, la cristiana y la islámica) no hay duda de que los ángeles existen y de que son criaturas del Señor, creadas por Él como servidores que intervienen en el mundo cumpliendo sus instrucciones. Judíos y cristianos tienen, además, la común creencia de que los ángeles son “hijos de Dios”. Se trata, incuestionablemente, de seres de la luz, soldados que forman los ejércitos del bien. Su vínculo con el Creador se refuerza por el significado de su nombre, ya que, según el angeólogo Malcolm Godwin, la palabra “ángel” procede del hebreo mal’akh, término que antiguamente se interpretaba como “la cara oculta de Dios”. Con posterioridad, pasó a significar “mensajero”. Los ángeles aparecen con profusión en los textos de la Biblia cumpliendo infinidad de tareas como ayudantes de Dios. Por ejemplo, en Génesis 28:12 Jacob sueña con una escalera que une el cielo y la Tierra por la que suben y bajan los ángeles conectando el arriba con el abajo. En Mateo 2:13, un “ángel del Señor” se aparece en sueños a José para indicarle que coja a María y al Niño y huya
con ellos a Egipto para escapar de la persecución de Herodes.

En Lucas 1:26-37, un ángel, concretamente el arcángel Gabriel, se aparece a la Virgen María para anunciarle que dará a luz un hijo a quien pondrá por nombre Jesús. Los ángeles, pues, abundan en los textos sagrados. Por lo que cuenta Daniel, en sus visiones contempló millones de ángeles (Daniel 7:10). Sin embargo, no existe en la Biblia una sola línea que explique cómo y cuándo fueron creados los ángeles. Para sacar alguna conclusión hay que remitirse al Talmud judío y a las interpretaciones rabínicas de la Mishná, además de adentrarse en las escrituras no canónicas, como el Libro de Enoch y los textos de la Cábala, como El Zohar y el Sefer Yetzirah o Libro de la Formación. Aun así, las conclusiones a las que se llega sobre este importante asunto son confusas. Para unos, los ángeles aparecieron el cuarto día formando parte de las luminarias del cielo creadas por Dios en esa jornada. Otros estudiosos creen, sin embargo, que fue durante el segundo día cuando Dios creó el cielo separado de las aguas y que en esa morada celeste colocó a los ángeles. También hay quien defiende que los ángeles fueron creados el quinto día junto con las criaturas volátiles que pueblan el aire. Puede, incluso, que estas opiniones no sean excluyentes y que, dado su enorme número y los distintos tipos de ángeles que presuntamente hay, Dios los creara durante esos tres días.


LA CREACIÓN DE LOS ÁNGELES

Si su origen es dudoso, no lo son en absoluto los diferentes tipos de ángeles existentes y el orden jerárquico que estructura sus fuerzas. De explicar cuáles son las categorías angélicas se ocupó Dionisio Areopagita, un teólogo bizantino del siglo V que utilizó ese nombre como pseudónimo. En su tratado sobre la jerarquía celestial ordena la tipología de los distintos ángeles y forma tríadas de coros que se disponen en torno al Señor para cantar sus alabanzas. En total suman nueve categorías organizadas de la siguiente forma:

TRÍADA SUPERIOR
Coro primero: serafines.
Coro segundo: querubines.
Coro tercero: tronos.

TRÍADA INTERMEDIA
Coro cuarto: dominaciones.
Coro quinto: virtudes.
Coro sexto: potestades.

TRÍADA INFERIOR
Coro séptimo: principados.
Coro octavo: arcángeles.
Coro noveno: ángeles.

Los miembros de cada categoría son numerosos y solo se conocen los nombres individuales de algunos ángeles que alcanzaron fama por algún motivo. En el coro de los arcángeles están los nombres más conocidos, como Miguel, Gabriel y Rafael. Y, por supuesto, los ángeles no se dedican exclusivamente a cantar himnos al Señor. Dada la cantidad de tareas que exige el manejo del Universo y teniendo en cuenta el permanente activismo de las fuerzas del mal, los ejércitos angélicos han estado muy ocupados en todas las épocas. Y lo siguen estando. Sus responsabilidades son variadas en función de los autores que consultemos. Simplificando –y en rasgos muy generales–, diré que los serafines se ocupan del correcto movimiento de los cielos y los querubines, de la luz y las estrellas. Los tronos, según algunos investigadores, tienen forma de rueda y su tarea es el transporte. Las dominaciones se ocupan de organizar la correcta actuación de las dos categorías que dependen de ellos: las virtudes, que son los encargados de hacer los milagros, y los poderes o potestades, que atienden a las almas extraviadas cuando abandonan el cuerpo al morir. La última tríada reúne las categorías de ángeles más próximos a la Tierra y que más contacto tienen con los seres humanos. Los principados, a quienes algunos autores llaman “ángeles integradores”, se ocupan de dar protección a los países y a las ciudades, procurando que prosperen todas las organizaciones que reúnen a grandes colectivos. Los arcángeles forman un gremio especial, con tareas propias para cada uno de ellos, además de dirigir el último grupo de la jerarquía: los ángeles, las entidades más cercanas a los hombres y llamadas, por eso, guardianes o ángeles de la guarda.

¿DE DÓNDE SALEN LOS DEMONIOS?


En la Biblia tampoco hay mucha información sobre el origen de los demonios.
Lo que sí está claro es que, cumplidos los siete días de la creación y terminada la obra de Dios, todo era luz y ningún espíritu de la oscuridad enturbiaba el Paraíso. Solo había ángeles. ¿Qué ocurrió? En los textos quedan los vagos ecos de una batalla entre los ángeles, de una afrenta contra el Creador y de una rebelión celeste por parte de un grupo de espíritus descontentos. En Génesis 6:1-2 se lee: “Cuando los hombres empezaron a multiplicarse en la Tierra y les nacieron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres estaban bien y tomaron para sí las que más les gustaban”. Los “hijos de Dios”, es decir, los ángeles, tomaron para sí a las hijas de los hombres, haciéndolas sus esposas. Y a Yahvé eso no le gustó nada, ya que decidió de inmediato reducir la duración de la vida humana a 120 años, además de provocar el Diluvio Universal para que las aguas terminaran con aquella abominación de la carne. Importante castigo. A la violencia de las aguas solo sobrevivió Noé con su familia. Y, en cuanto a la longevidad, hay que tener en cuenta que en la etapa previa al Diluvio los humanos superaban los 900 años de edad. Matusalén, por ejemplo, cumplió 969. Hay que ir al Libro de Enoch, conocido también como Libro de los guardianes, para saber los detalles de esta rebelión, organizada precisamente por los vigilantes o ángeles guardianes. Ocurrió en tiempos de Jared, cuando ya habían pasado siete generaciones desde Adán y Eva. Cuenta Enoch que 200 ángeles guardianes, atraídos por la concupiscencia y por la carne que veían en los cuerpos hermosos de las humanas, abandonaron sus obligaciones para aparearse con ellas. De esa cópula imposible y antinatural entre el espíritu y la materia nacieron los nefilims, unas criaturas gigantescas y terroríficas que practicaban la antropofagia, el canibalismo y el vampirismo. Según aclara el apócrifo La vida de Adány Eva, la rebelión se amplió cuando el arcángel Miguel, siguiendo instrucciones del Creador, exigió a todos los ángeles que prestaran obediencia al hombre. Un gran número de ángeles se negó a hacerlo. Voces tan cualificadas como las del evangelista Juan y la de Santo Tomás de Aquino afirman que una tercera parte de todas las jerarquías angélicas se sumó a la sublevación. Así empezó la gran batalla entre el bien y el mal y así surgieron los demonios, que no son otra cosa que los ángeles caídos y su descendencia. Lo advierte Enoch en su libro: “Y ahora los gigantes que han nacido de los espíritus y de la carne serán llamados en la Tierra `espíritus malignos´ y sobre la Tierra estará su morada”.

El Diluvio terminó, efectivamente, con sus cuerpos, pero sus espíritus sobrevivieron. En ese primer enfrentamiento masivo entre la luz y la oscuridad se distinguieron algunos de los ángeles rebeldes. Por ejemplo, Shemihaza, cabecilla de los 200 guardianes sublevados. Bajo su mando, al frente de una escuadra, estaba Azazel, demonio citado en el Levítico. También destacaron ciertos ángeles de la luz. Sobre todo, los arcángeles. Siguiendo las órdenes del Creador, Miguel anunció a Shemihaza que perecerían todos los rebeldes que se habían unido con mujeres, al igual que su descendencia. Y Rafael encadenó a Azazel de pies y manos y lo arrojó a las tinieblas, y sobre él echó “piedras ásperas y cortantes”. Y Gabriel hizodesaparecer a los hijos de los vigilantes enfrentándolos en una “guerra de destrucción”. En cualquier caso, los espíritus de los demonios quedaron esparcidos por la Tierra y el mundo se dividió entre la luz y la oscuridad.



CLASES DE DEMONIOS



Los demonios son numerosos. En 1568 el demonólogo y escritor protestante Jean Wier los tenía ya perfectamente numerados y catalogados. Existían 72 príncipes y 7.405.926 diablos, que se organizaban en 1.111 legiones compuestas cada una por 6.666 abortos del infierno. “Salvo error de cálculo”, indica prudentemente el erudito. A lo largo de la Edad Media y del Renacimiento se hicieron muchas y meditadas clasificaciones de los espíritus diabólicos. Una de ellas, realizada en el siglo XVI, corresponde al demonólogo y padre jesuita Martín del Río, que distinguió seis tipos con estas características:

1. Demonios ígneos: ocupan las capas más altas de la atmósfera y se interesan poco por lo que ocurre en la Tierra.

2. Demonios aéreos: planean en el aire y aterrizan con frecuencia. Abundan, por lo que suelen ser los más invocados por los magos y los brujos. Son de talante colérico y les encanta provocar terribles tormentas sin el anuncio previo de nubes.

3. Demonios terrestres: viven en la tierra y se dividen, a su vez, en tres subgéneros.
Demonios de los bosques: atormentan a los cazadores y, si son íncubos, violan a las doncellas que se internan entre los árboles.
Demonios de los campos: destruyen las cosechas y los pastos que nutren al ganado.
Demonios urbanos: se instalan en las ciudades y salen casi siempre por la noche para tentar a los humanos.

4. Demonios acuáticos: viven tanto en el mar como en el agua dulce de los ríos y los lagos. Son numerosos en la Costa de la Muerte de Galicia (España) y en los litorales de Irlanda, Escocia y Bretaña. Cuando se hacen visibles suelen tomar la apariencia de mujeres hermosas, como ninfas, náyades y sirenas.

5. Demonios subterráneos: infestan el interior de la Tierra y agreden a quien excava o transita por galerías subterráneas, como los mineros. Manejan a su antojo las fuerzas telúricas de los volcanes y las aguas subterráneas.

6. Demonios lucífugos: es el último género y resulta el más tenebroso. Pertenecen hasta tal punto al mundo de la oscuridad que mueren si les da la luz, de forma que son necesariamente fotofóbicos. De hábitos nocturnos, cuando sale el Sol se ocultan en sótanos y lugares cerrados donde la luz no puede entrar. Están emparentados, obviamente, con los vampiros. Es prácticamente imposible que el ojo humano los capte, pero los búhos, las lechuzas y los gatos los ven con facilidad.


MATAR AL DRAGÓN


La tipología de los ángeles y los demonios descrita no es, por supuesto, exhaustiva, pero da una idea de cómo son los ejércitos enfrentados del bien y el mal. Una primera y fundamental batalla de su guerra sin fin, con el hombre como premio, se dio en el Paraíso. Un demonio con forma de serpiente tentó a Eva para que comiera el fruto del árbol del bien y el mal. También lo comió Adán, saltándose ambos la prohibición divina. Gran victoria de ese demonio sinuoso, que logró la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. Para los judíos escritores del Talmud, se trata de Samael, nombre con el que designaba al mismísimo Satán y que, en hebreo,gnifica “Veneno
de Dios”. En Apocalipsis 12:3-9, San Juan ve un monstruoso dragón con siete cabezas y diez cuernos y lo identifica de inmediato “con aquella antigua serpiente, que se llama Diablo y Satanás”. El dragón será, por tanto, encarnación satánica y combatir contra él se convertirá en el emblema por excelencia de la lucha del bien contra el mal. A lo largo de los siglos se repetirá este combate con distintos protagonistas. El arcángel Miguel, buen guerrero y jefe de las milicias celestiales, será el primer campeón que salte a la palestra para luchar contra la fiera. “Se trabó una batalla grande en el cielo –narra el Apocalipsis–: Miguel y sus ángeles peleaban contra el dragón, y el dragón, con sus ángeles, lidiaba contra él; pero estos fueron los más débiles y después no quedó ya para ellos ningún lugar en el cielo”.

El dragón Satán y sus ángeles fueron arrojados a la Tierra. Otro heroico luchador contra la bestia fue San Jorge. Dice Santiago de la Vorágine en La leyenda dorada que San Jorge fue un tribuno de Capadocia (Turquía) y relata que, en las proximidades de la ciudad de Silca (Libia), se encontró con una joven princesa que iba a ser entregada como alimento a un dragón. Sin arredrarse, el valeroso Jorge montó a caballo y se lanzó contra la bestia, luchando con ella hasta vencerla. Sin embargo, el combate del bien contra el mal es una lucha eterna y el diabólico dragón, símbolo inmortal, reaparece una y otra vez para hacer de las suyas. Uno de los combates más singulares que ha protagonizado la fiera fue el librado por Santa
Margarita. Cuenta la historia de esta santa que, habiendo sido encarcelada por Olibrio, prefecto de Antioquía, suplicó a Dios que le mostrara al Diablo, con el cual, como cristiana, debía medir sus fuerzas. Inmediatamente apareció en la celda un espantoso dragón que, abalanzándose sobre ella con las fauces abiertas, se la zampó. Recién aterrizada en el estómago del monstruo, Margarita se santiguó. Bastó este sagrado signo para que la diabólica criatura reventara, emergiendo de sus entrañas la santa de Antioquía sin haber sufrido daño alguno.


EL ÁNGEL DE LA GUARDA



Entre la innumerable variedad de ángeles que pueblan los cielos y la Tierra hay una categoría importantísima para los seres humanos: los ángeles de la guarda. Recurriendo a la explicación que dio Orígenes en el siglo II, “los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja”. De ellos se habla en el Salmo 91:11: “Porque Él dará a sus propios ángeles un mandato concerniente a ti, para que te guarden en todos tus caminos”. También aparecen en el Evangelio de Mateo cuando, al hablar Jesús de la inocencia de los niños,dice: “Mirad que no despreciéis a alguno de estos pequeñitos: porque os hago saber que sus ángeles en los cielos están siempre viendo la cara de mi Padre celestial”. En resumen, el ángel de la guarda se ocupa de cada ser humano desde que nace hasta que muere, especialmente durante la infancia, sirviéndole de guía y protección. El mejor ejemplo de cómo se comporta un ángel de la guarda aparece en el bíblico Libro de Tobías, texto que ha servido para descubrir esta figura angélica. La historia narra un verdadero viaje iniciático, cargado de símbolos de conocimiento esotérico. Tobías es un joven inocente e inexperto cuyo padre, Tobit, se ha quedado ciego. Necesitado de dinero para atenderle, el joven emprende un largo viaje con objeto de cobrar una deuda en una lejana ciudad de Media. En el camino tendrá un anónimo compañero de viaje, un hombre amable que le acompaña y le aconseja. Un día se instalan a orillas del río Tigris. Cuando Tobías se introduce en las aguas para lavarse, emerge un gran pez que amenaza con devorarlo. Su acompañante lo instruye para que lo atrape y le extraiga el corazón, las agallas y el hígado y que guarde cuidadosamente estos despojos. Así lo hace Tobías y, de regreso en el hogar, siguiendo las instrucciones de su compañero de viaje, unta los ojos de su ciego padre con las agallas y la hiel del pescado. Como era de esperar, Tobit recupera la vista. Al fin, el anónimo acompañante desvela su identidad: “Soy Rafael, uno de los siete santos ángeles que tienen entrada a la gloria del Señor” (Tobías, 12:15). Los ángeles de la guarda siempre despertaron una gran devoción en los fieles. Demasiada, según la Iglesia, que veía peligrosa esa adoración de los creyentes a unos espíritus sospechosamente parecidos a los dioses familiares de los cultos paganos e incluso a los demonios utilizados como genios domésticos, tan de moda en el Renacimiento. Fue el papa Clemente X quien, en el siglo XVII, oficializó definitivamente su culto, fijando su festividad el día 2 de octubre.


LOS SIETE MAGNÍFICOS

En el último tercio del siglo XX el movimiento de la Nueva Era contribuyó de manera importante a la divulgación de la angeología y rescató los antiguos valores de estos seres espirituales en un contexto más amplio de equilibrio entre las fuerzas del bien y el mal... sin olvidar que con frecuencia el enfrentamiento entre ambas se produce en el interior de nosotros mismos. Ángeles hay muchos y todos están dispuestos a servirnos de ayuda, ya que ese fue el encargo que les hizo el Creador. Todos, pues, pueden actuar como ángeles de la guarda en un momento determinado, dependiendo de su especialidad. Los cabalistas establecieron la existencia de 72 ángeles o genios, cada uno de los cuales cuenta con su nombre, sus características y sus poderes específicos. Los estudiosos asignaron a cada figura angélica el valor de un planeta y un signo astrológico, además de asociarlas a unos minerales específicos. Toda una red de correspondencias que implica a la astrología y a los lapidarios farmacológicos. Según los angeólogos, dependiendo del día de nuestro nacimiento, uno de estos 72 genios será en concreto nuestro ángel regente y determinará ciertos aspectos de nuestro carácter. Será un aliado especial, aunque siempre podremos recurrir a cualquier otra figura angélica según cuál sea nuestro problema, ya que hay ángeles especializados en temas de amor, de dinero, de relaciones sociales, de trabajo, etc. En cualquier caso, las entidades angélicas más famosas son los arcángeles, conocidos como Los siete magníficos.

En siete los cifra, efectivamente, la Biblia, aunque solo cite a tres por su nombre: Miguel, Gabriel y Rafael. Los restantes proceden de textos cristianos apócrifos y de la literatura rabínica. Sus nombres varían de una tradición a otra, pero en general se conoce a los cuatro restantes como Sariel, Uriel, Ragüel y Remiel. Dionisio Areopagita dice que los arcángeles son los intercesores más importantes entre Dios y los seres humanos, de manera que tenerlos de nuestra parte es fundamental. Ofreceré un breve perfil de los tres más conocidos para saber en qué asuntos se les puede pedir ayuda:

Arcángel Rafael: basándose en la bíblica historia de Tobías, se le considera el jefe de los ángeles de la guarda y es el gran sanador, como demostró al curar los ojos ciegos de Tobit. A él hay que recurrir para cualquier problema de salud y ante cualquier percance que nos surja estando de viaje. Rige sobre el elemento aire, de manera que controla la furia de los huracanes y las ventiscas. Su día de la semana es el domingo y se corresponde con los signos Géminis, Libra y Acuario.

Arcángel Gabriel: fue quien anunció a María su futura concepción. La tradición le asigna la tarea de custodiar la puerta del Paraíso para que jamás vuelvan a entrar los descendientes de Adán y Eva. Gobierna los buenos sentimientos y ayuda en asuntos concernientes a desengaños amorosos y en todo lo que tiene que ver con los sentimientos afectivos. Su elemento es el agua, su día de la semana, el lunes y se corresponde con los signos Cáncer, Escorpio y Piscis.

Arcángel Miguel: es el jefe del ejército de la luz que luchó contra los ángeles sublevados para arrojarlos del cielo. Nadie como él para ayudar a quien precise fuerza y coraje ante cualquier adversidad y férrea voluntad frente a las tareas penosas. Su elemento es el fuego, de manera que controla incendios y erupciones volcánicas. El día de la semana que le corresponde es el martes y su signo, como no podía ser de otra forma, es Leo.


LA CURIOSIDAD

Para tiempos de crisis como los que corren, nada mejor que pedir la ayuda de Yelahiah, un ángel perteneciente a la categoría de los principados. Tiene la habilidad especial de hacer que los negocios prosperen, se cobren las deudas cuando ya se creía imposible, se produzca un aumento de sueldo en el momento propicio y surja un trabajo adecuado para pagar el plazo de la hipoteca. Además, Yelahiah es generoso con sus dones. Le gustan los colores rojo y naranja y su piedra es el rubí.


QUERUBINES Y SERAFINES

Parecidos, pero no iguales Serafines y querubines constituyen las dos jerarquías angélicas más próximas al Señor. El nombre de los primeros significa “los ardientes”, porque el Creador los hizo de puro fuego, y el de los segundos quiere decir “plenitud de conocimiento”. Los ángeles pertenecientes a estos dos coros son verdaderamente espectaculares, aunque la iconografía religiosa los confunde con frecuencia. Según describe Isaías, los serafines tienen seis alas cada uno: con un par se cubren el rostro, con otro los pies y con el tercero vuelan “de acá para allá”. Los querubines, por su parte, fueron descritos por Ezequiel como seres que tienen el cuerpo y las alas llenos de ojos. Además, en ellos ve lo que se conoce como tetramorfos, ya que, aunque uno de los querubines mantiene su cara de ángel, pero un segundo la tiene de hombre, la cara del tercero es de león y la del cuarto de águila. Una visión similar reflejará San Juan en el Apocalipsis, aunque en su tetramorfos habrá un hombre, un león, un becerro y un águila, cada uno con seis alas llenas de ojos. Esta representación zoomórfica ha llevado a muchos investigadores a buscar la imagen original de los querubines en otras configuraciones híbridas, como la de las esfinges. Un antecedente podría ser la figura de los lamassu babilónicos, esos seres altivos con cuerpo de toro o de león, alas de águila y noble rostro de hombre barbado.


EL DUALISMO DE ZOROASTRO: Ormuz y Ahrimán

La primera y más estructurada formulación religiosa del bien y el mal surgió en la antigua Persia, elaborada por el reformador religioso Zoroastro hacia el año VII a.C. Establece que el dios supremo Ahura Mazda creó dos dioses menores, hermanos gemelos, que se ocuparon de hacer surgir el mundo: Ormuz, que representa el bien, y Ahrimán, que es el emblema del mal. En esta formulación del dualismo mazdeísta se encuentran ya muchas características que influirán siglos después en las concepciones del bien y el mal de otras religiones. Por ejemplo, se considera que Ormuz nació de la luz, mientras que Ahrimán, nacido de la oscuridad, lleva por título Príncipe de las Tinieblas. Pasado el tiempo ese título distinguirá a otros señores del mal, incluido el Satán hebreo. También en el mazdeísmo los mundos opuestos de la luz y de la oscuridad estaban en guerra desde el inicio de la creación. Cada bando tenía su ejército. En el de la luz, Ormuz creó seis dioses de benéfica actividad: el dios de la bondad, el de la verdad, el de la equidad, el de la sabiduría, el de la prosperidad y el de la belleza. En el de la oscuridad, Ahrimán también creó seis ayudantes maléficos: la mala intención, el fuego destructor, la flecha de la muerte, el orgullo, la sed y el hambre.


Y se inició el combate.

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Fuente:http://www.solovagos.com/foro/vagos-en-el-tiempo/13721-angeles-y-demonios.html